Texto para comentar 08.
Una mujer vejada Me gustaba mucho aquello que sostenía Chesterton cuando afirmaba que deberíamos poder compartir el dolor de un hombre al que han insultado, no porque nos hayan insultado antes, sino porque somos hombres como él. Y que también deberíamos sentir empatía por un mendigo, no porque sea un mendigo, sino simplemente porque es un hombre. Suena sencillo, ¿verdad? Y sin embargo todo esto queda olvidado cuando analizamos la sentencia que ha condenado a los jóvenes que se autodenominan La Manada, por abusos cometidos contra una chica en un portal de Pamplona durante los sanfermines de hace dos años. La indignación popular aspira a corregir la conclusión de la sentencia, no su redactado, porque en las cabezas de una gran parte de la población no cabe admitir otra verdad que la de la agresión sexual, apoyada en la intimidación por número, fuerza y situación. Mal hacen la prensa y los políticos en sumarse por coqueteo a esa visceralidad que niega la independencia judicial, q...